Mientras Haití arde, potencias discuten quién debe actuar y EE.UU. se lava las manos

La sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dejó en evidencia la falta de liderazgo internacional ante la crisis en Haití. Aunque la mayoría de los países coincidió en la urgencia de restablecer la seguridad en ese país caribeño, el debate mostró una constante: las potencias se pasan la responsabilidad unas a otras, sin asumir acciones concretas.

Mientras Rusia y China apuntaron a la necesidad de fortalecer el embargo de armas hacia Haití y combatir a las bandas, ambos rechazaron convertir la misión multinacional en un cuerpo de paz. Rusia dijo que tomaría meses formalizar el instrumento, mientras que China llamó a que las naciones que prometieron ayudar la misión multinacional no han cumplido con la promesa.

El canciller dominicano, Roberto Álvarez, advirtió ante el pleno que, de no actuar con contundencia, la crisis haitiana podría transformarse en un conflicto internacional de consecuencias imprevisibles.

"Si se continúa en este estado de letargo y no se interviene con la contundencia necesaria, corremos el grave riesgo de presenciar su transformación en un conflicto internacional", dijo, al tiempo que recordó que bandas armadas haitianas ocuparon recientemente el consulado dominicano en Mirebalais.

Estados Unidos: "la carga no puede ser solo nuestra"

La representante interina de Estados UnidosDorothy Shea, describió un escenario catastrófico de inseguridad en Haití, pero fue clara al afirmar que Washington "ya no puede continuar con la enorme carga financiera" que implica la misión policial internacional (MSS).

En su lugar, instó a que "la comunidad internacional" asuma su parte, evitando compromisos más firmes por parte de su país.

China: armas desde Florida y doble discurso

El delegado de China criticó duramente a Estados Unidos, señalando que el embargo de armas ha sido "meramente superficial" y acusando a ese país de ser el principal canal de tráfico ilegal hacia Haití, especialmente desde Florida.

"Las pandillas haitianas están incluso mejor armadas que su propia policía", afirmó, antes de instar a los haitianos a dejar atrás la dependencia extranjera y asumir responsabilidad. También denunció a Estados Unidos como "fuente de inestabilidad" y "principal interferencia" en el desarrollo haitiano.

Desde Moscú, la postura fue clara: la solución debe venir del propio pueblo haitiano. La delegada rusa subrayó que el embargo no ha evitado que los grupos criminales se rearmen, y también apuntó a la falta de acciones efectivas por parte de Estados Unidos para frenar el tráfico de armas.

Aunque no rechazó el despliegue internacional, cuestionó los plazos y la creación de nuevas estructuras dentro de la ONU, sugiriendo que se siga apoyando la misión multinacional ya existente.

Europa: preocupación, pero sin respuestas

Delegados de DinamarcaGrecia y el Reino Unido coincidieron en la urgencia de restaurar el orden y la seguridad. La representante danesa advirtió que "a Haití se le agota el tiempo" y pidió al Consejo de Transición combatir la corrupción.

El griego subrayó la necesidad de fortalecer la Policía Nacional para frenar los secuestros y asesinatos. Sin embargo, ninguna de estas delegaciones propuso acciones específicas ni se comprometió con recursos concretos.

América Latina y el Caribe: el foco en la violencia

La representante de Guyana, en nombre de ArgeliaSierra Leona y Somalia, pidió condenar la violencia contra civiles y reforzar el apoyo al pueblo haitiano.

Mientras tanto, la delegación de Haití expresó que están dispuestos a respaldar todas las iniciativas que contribuyan a erradicar las pandillas, aunque reconoció la gravedad del problema al señalar que muchos de estos delincuentes incluso dan entrevistas a medios internacionales, como si se tratara de una burla.

Pakistán hizo un llamado a un proceso político inclusivo liderado por los propios haitianos, con apoyo de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Desde Corea del Sur, se insistió en que mejorar la seguridad debe ser la prioridad, dejando de lado las disputas internas.

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