Directores de escuelas en RD no cumplen su rol educativo según experto

Manuel Vidal Ramírez, educador dominicano en NY
 Los directores de escuelas dominicanos no están asumiendo su rol de llevar a feliz término el proceso de enseñanza-aprendizaje, afirmó hoy el educador Manuel Vidal Ramírez, quien durante 10 años dirigió 42 escuelas como superintendente del distrito escolar 6, de Nueva York.

 Dijo que la escasa supervisión del proceso, en todos los niveles del sistema educativo,  evita que  sean atendidos  con la rigurosidad debida problemas como el bajo rendimiento de los maestros y los estudiantes, la indisciplina en el entorno escolar y el deterioro de la planta física de los planteles.

Le preocupa que los diversos sectores nacionales solo hablen sobre la gravedad del problema, pero que ninguno plantea las posibles mejoras.

Pero que, además, cuestiona que  toda la culpa del bajo rendimiento escolar recaiga sobre los maestros, sin que sean analizadas todas las aristas del problema, donde los administradores del proceso juegan un papel de primer orden.

   “Lo primero es cambiar  la forma de pensar. Hay que eliminar la expresión de resolver. En educación tú no resuelves. En educación tú mejoras”, dijo.

 El rol de los actores

Según su experiencia de 30 años como profesor, director de escuela y superintentente,  el rol de los administradores del sistema educativo del país “no está bien definido”.

   Se refirió  a las responsabilidades de  los directores de escuelas, de distritos y los  regionales, quienes deben estar atentos a cómo se desarrolla  la enseñanza, para   ayudar a los maestros a alcanzar los objetivos.

 “La enseñanza ocurre con la interacción entre estudiantes y profesores, por tanto nuestra primera prioridad es que nuestros profesores estén preparados efectivamente para enseñar y el responsable de que eso ocurra es el director de la escuela”, precisó.

Manifestó que en Estados Unidos y los países avanzados del mundo, el director del plantel  es el líder de la comunidad educativa  y responsable de que los procesos que garantizan la calidad de la enseñanza se cumplan, en todas sus partes.

Esa responsabilidad  incluye, entre otros aspectos, que  los programas de docencia se cumplan,  que   la cantidad de alumnos en el aula sea la adecuada, que haya agua en la escuela, que los baños estén limpios y que no falte ninguna lámpara que ilumine el entorno del plantel.

“Existe un rol definido de lo que el director tiene que hacer y tiene que estar debidamente entrenado para cumplir sus funciones”, señaló.

“Tiene que ser el líder de la institución, tiene que ser el líder estratégico, el líder organizacional”, insistió.

Cada vez que hay un problema, la responsabilidad del maestro es informárselo al director y éste a su vez al director regional.

Si en esas instancias no se resuelve, el problema debe llegar a instancias más altas, que involucren a los viceministros y al ministro, “hasta que llegue a alguien que pueda resolver el problema”.

Supervisión máxima

 Vidal Ramírez contó que un  estudio realizado por la Universidad de Preston,  Estados Unidos, en más 2,000 escuelas, evidenció que los directores y los subdirectores supervisaban a los maestros impartiendo clases en el aula un mínimo de 20 veces al año y toman notas de las cosas que está haciendo mal el educador y que puede mejorar.

“Ese numero, 20 veces mínimo, es un numero alto. Por lo menos tú tienes que observar al maestro todos los meses”, consideró.

En el  proceso de enseñanza la primera palabra es apoyo y la segunda, supervisión, afirmó.

En los   10 años que dirigió la  escuela 327 del Bronx,  era evaluado  e interpelado anualmente por su superintendente, un puesto similar al de director regional en República Dominicana,

  Ante ese funcionario y su equipo de trabajo, Vidal Ramírez debía hablar durante 20 minutos sobre sus realizaciones en el puesto, al margen de sus responsabilidades normales en la escuela.

Luego de esos 20 minutos, era sometido a un proceso de cuestionamiento  sobre las razones por las cuales, por ejemplo, una cantidad importante de estudiantes alcanzó buenas calificaciones en matemática. Luego, venía la pregunta de las autoridades en torno a “qué necesitas para alcanzar tus metas”.

Un ejemplo de superación

Manuel Vidal Ramírez emigró en 1991 a Estados Unidos luego de graduarse como ingeniero mecánico, Magna Cum Laude, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Y de inmediato se puso a estudiar inglés, pero lo que realmente le abrió las puertas para insertarse en esa sociedad fueron sus conocimientos de matemáticas. Su excelente trabajo como profesor lo llevó a ser director de escuelas y luego a superintendente. Fuente:elnacional

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