Múltiples crisis azotan a Haití, el país más pobre del hemisferio que vive un creciente deterioro de la seguridad por las actividades de las bandas armadas y donde se estima que aumentará el hambre en medio de la inflación y los altos precios de los alimentos.
¿Por dónde comenzar abordar la situación? Diego Da Rin, consultor para América Latina y el Caribe de International Crisis Group, apuntó que Haití no será un país significativamente seguro hasta que no se aborde su situación política.
“Es urgente que Henry y los miembros del Acuerdo de Montana negocien un consenso que permita la creación de un gobierno de transición estable con un calendario realista para las elecciones y los socios extranjeros de Haití deberían insistirles en la urgencia de hacerlo”, es una de las conclusiones del escrito de Da Rin, en International Crisis Group.
Apuntó que hasta que eso no suceda, las pandillas seguirán fortaleciéndose y los haitianos enfrentarán un futuro sombrío. Sin embargo, el historiador reconoció que los integrantes del Acuerdo de Montana “están desafiando” el mandato de facto del primer ministro Ariel Henry, con la propuesta liderada por Haití que implica un gobierno de transición.
El consultor, además, señaló que existe “un peligro” en organizar elecciones en el corto plazo porque “nunca hubo” un control territorial de las pandillas en las zonas más pobladas de Haití como ahora. Este dominio en los lugares es para “obligar” a los residentes, en caso de comicios, a votar por ciertos candidatos, para asegurarse “una valiosa herramienta de negociación con los políticos”.
Da Rin data entre los años 2001 y 2004 la existencia de organizaciones que engendraron las pandillas que hoy azotan a Haití y que nacieron durante la segunda presidencia de Jean Bertrand Aristy, aunque reconoce también que se han vuelto más autónomas en los últimos años.
“Toca avanzar en la seguridad para lograr organizar elecciones, pero toca también lograr que las instituciones estatales, que están totalmente paralizadas, logren operar y ser funcionales. ¿Cómo hacer que sean funcionales? Pues tiene que haber un acuerdo político”, consideró el analista, en conversación con Diario Libre.
De igual forma, dijo que debe haber un proceso de desmovilización que ofrezca una salida a los pandilleros y alternativas reales de subsistencia a la población haitiana, como pasos “indispensables” para reducir la violencia.
Las guerras entre las bandas armadas en Haití mataron a más de 300 personas en este año y exacerbaron la crisis humanitaria. Los enfrentamientos obligando a miles a huir de sus hogares y dejando a muchos más atrapados sin suficientes alimentos, agua o atención médica, según los reportes de las Organización de Naciones Unidas (ONU).
La policía
Diego Da Rin apuntó que se debe intensificar el apoyo financiero y técnico para reforzar las fuerzas de seguridad, es decir, a la Policía Nacional, en la que oficiales están abandonando las filas por las condiciones de vida y la precariedad del trabajo, según reconoció en mayo pasado el director del cuerpo del orden.
El historiador indicó que este apoyo puede surgir de la comunidad internacional, que ayude también a instalar un grupo de inteligencia para abordar la infiltración de pandillas, así como para detener el contrabando de armas hacia Haití.
Da Rin reconoció que el apoyo externo es un tema de controversia en Haití, donde hay quienes se resisten por una larga historia de intervención extranjera que, “en el mejor de los casos, tiene poco que mostrar y, en el peor, ha dañado a su país”, señaló en el comunicado.
“La comunidad internacional debería estar un poco más presta, pienso yo, a apoyar de diferentes maneras a las fuerzas de seguridad de Haití y, sobre todo, entender que una estrategia puramente desde un punto de vista de seguridad no va arreglar el problema en Haití”, estimó.