El presidente de Francia, Emmanuel Macron, piensa que “lo peor está por venir” en el conflicto en Ucrania tras una conversación telefónica con el mandatario ruso, quien le expresó su determinación a seguir la ofensiva y que podría “tomar el control” de todo el país, informó el Palacio del Elíseo.
En una conversación que duró una hora y media, el presidente ruso Vladimir Putin afirmó a su homólogo francés que la operación rusa se desarrolla “acorde a los planes” y que podría “intensificarse” si los ucranianos no aceptan sus condiciones, informó el jueves el despacho del mandatario francés.
“La previsión del presidente (Macron) es que lo peor está por llegar, a raíz de lo que le dijo el presidente Putin”, explicó un consejero del presidente francés que deseó mantener el anonimato.
El Palacio del Elíseo, residencia de la presidencia francesa, señaló que la iniciativa del intercambio telefónico entre ambos líderes (el tercero desde el inicio de la invasión el 24 de febrero) fue de Putin, quien quería “informar” a Macron “de la situación y de las intenciones, en el marco de un diálogo sincero” entre estos dirigentes.
Macron respondió a las acusaciones de Putin sobre Ucrania afirmando que “cometía un error grave con el régimen ucraniano”, que “no es nazi”. “Te inventas historias, buscas pretextos”, le habría dicho el presidente francés, según el Elíseo, quien le insistió en que “no se mienta”.
“Esta entrevista permitió volver a abordar los desacuerdos, decirle la verdad al presidente Putin”, pero también, “por desgracia”, para constatar “su determinación de seguir la operación militar hasta el final”.
“Los ucranianos luchan con valor. Nada está asegurado pero la relación de fuerzas está muy desequilibrada”, preció el Elíseo, al tiempo que señalaba “el pesimismo” de Macron al acabar la discusión.
El presidente francés se reafirmó en su propósito de “endurecer las sanciones” contra Rusia, ya que se trata de “una herramienta muy potente, como se ve en la caída del rublo”.
Versión rusa
Entre tanto, el Kremlin, al entregar su versión de la conversación telefónica, señaló que Putin le hizo saber a Macron que podría aumentar sus exigencias a la lista de demandas que presentó a Ucrania.
El mandatario afirmó que continuará “sin concesiones” su ofensiva contra los “nacionalistas” en Ucrania, donde Moscú lanzó una invasión el 24 de febrero, agregó la presidencia rusa.
“Rusia tiene la intención de seguir sin hacer concesiones en su lucha contra los miembros de grupos nacionalistas que cometen crímenes de guerra”, declaró Putin, según el comunicado.
En la conversación calificada como “franca” por la presidencia rusa, Putin expresó su “desacuerdo” con el discurso pronunciado en la víspera por su homólogo francés sobre el conflicto en Ucrania, en el que Macron afirmó que era “mentira” que Rusia estuviera luchado contra el nazismo en Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es judío y llamó esta semana a los miembros de la comunidad del mundo entero a “no permanecer en silencio” tras el ataque que sufre su país.
Macron insistió en la víspera que Rusia no es el país agredido sino el “agresor” y que la guerra “no es un conflicto entre la Otan y Rusia”.
Con respecto a las conversaciones entre una delegación ucraniana y los rusos en Bielorrusia este jueves, Putin dijo a Macron que su país pondrá sobre la mesa una “desmilitarización y un estatuto neutral para Ucrania, para que ninguna amenaza de cualquier tipo que afecte a Rusia pueda venir de este territorio”, según el Kremlin.
Macron, el presidente de todas las crisis
Macron enfrentó desde su llegada al poder, en 2017, duras protestas contra sus reformas y una pandemia mundial, con la misma determinación con que opta ahora a su reelección en plena guerra en Ucrania.
El jefe de Estado anunciará el jueves por la noche su intención de optar a un segundo mandato con una “Carta a los franceses”, según fuentes de su equipo, cuando el dirigente se encuentra en plena mediación internacional en Ucrania.
Meses antes de llegar al Elíseo, ya advirtió que sería un “presidente jupiterino”, una expresión que, según el diccionario Larousse, evoca el “carácter dominador y autoritario” del dios romano Júpiter. Y no defraudó.
La crisis de los “chalecos amarillos” fue su máximo exponente. Esta protesta, surgida en 2018 por el alza de los precios del combustible, se extendió por Francia para denunciar las medidas hacia las clases populares de este exbanquero.
La movilización apuntaló su imagen de “presidente de los ricos” y desconectado de la realidad, que se granjeó con polémicas frases como cuando dijo que en las estaciones de tren “te cruzas con gente que ha tenido éxito y personas que no son nada”.
“Creo que llegué [al poder] con una vitalidad, que espero seguir teniendo, y con una voluntad de sacudir” el sistema, se justificó en diciembre durante una entrevista sobre su mandato, en la que reconoció “errores”.
A partir de 2020, la pandemia de coronavirus acabó con estas protestas en una nueva Francia de confinamientos y tapabocas e impulsó el perfil más “jupiterino” de Macron: “Estamos en guerra” contra el covid-19, subrayó entonces.
“Hiperpresidencialización”
Su gestión personalista de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial le valió los ataques de la oposición y, pese al recelo inicial de la población, supo ganarse su confianza e imponer polémicas medidas como el pasaporte sanitario.
“Las crisis requieren una hiperpresidencialización (...) En esos momentos, Macron está como pez en el agua”, a diferencia de cuando el “mar está en calma”, analizaba recientemente la periodista Corinne Lhaïk en el diario L’Opinion.
La actual ofensiva rusa en Ucrania representa otra crisis que sacó a relucir el hiperliderazgo del presidente centrista que, pese a fracasar en su intento de evitar la guerra, ve como su intención de voto progresa en los sondeos.
Sin embargo, su éxito no se debe a su popularidad. “Su principal fuerza reside sobre todo en la debilidad de los otros candidatos”, aseguraba recientemente Gilles Finchelstein, director general de la Fundación Jean Jaurès.
Dos tercios de los franceses lo ven además como un presidente “autoritario”; la mitad, “competente”; y solo un tercio, “sincero” o “cercano” a los problemas de los ciudadanos, según un sondeo de Ifop realizado antes de la invasión rusa.
Este hombre elegante, de esbelta figura y ojos azules era poco conocido hasta su nombramiento como ministro de Economía en 2014 por el entonces presidente francés, François Hollande, tras ser su consejero económico.
Tres años después, Emmanuel Macron, nacido en 1977 en Amiens (norte) en el seno de una familia de clase media, se convirtió en el presidente electo más joven de Francia, con 39 años, al término de un ascenso meteórico de un hombre con prisa.
“Brillante y carismático”
En 1995, se graduó con honores en el prestigioso liceo parisino Henry IV, tras lo cual obtuvo una maestría en Filosofía. Durante sus años universitarios trabajó como asistente editorial del reconocido filósofo francés Paul Ricoeur.
En su época de estudiante ya era “brillante y carismático”, “buen orador”, “con un perfil a la Barack Obama”, dijo en 2016 Julien Aubert, su compañero de la Escuela Nacional de Administración (ENA), el otrora centro de formación de élites.
Para entonces, este amante de la filosofía y las letras ya había encontrado al amor de su vida. Con 16 años, se enamoró de su profesora de teatro, Brigitte Trogneux, 24 años mayor, una atípica historia de amor que cautivó a la prensa.
Trogneux estaba casada y tenía tres hijos, pero se divorció. La pareja que rompe moldes se casó en 2007.
De resultar elegido, como auguran los sondeos, el dirigente europeísta deberá completar su ambicioso programa de reformas interrumpido por la pandemia, en la línea de lo recomendado por la Comisión Europea para estabilizar su economía.
Entre sus promesas ya adelantadas para transformar Francia figura el “renacimiento” de la energía nuclear, alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y retomar la reforma de las pensiones, que ya generó protestas masivas en 2019 y 2020.
Algunas voces, como el presidente del Senado, el derechista Gérard Larcher, alertan, no obstante, que si Macron es reelegido en abril sin un real debate electoral por la guerra en Ucrania, estará en “riesgo” su “legitimidad” durante su mandato.
*Con información de AFP.
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