Washington, EEUU
Estados Unidos se ha quedado sin aliento. Tras una noche de "déjà vu" electoral respecto a 2016, aún no está claro que el candidato demócrata, Joe Biden, favorito en todas las encuestas, vaya a arrebatar la presidencia a Donald Trump, quien ya se ha apresurado a proclamarse vencedor sin conocer los resultados definitivos. La situación podría empujar al país a una crisis institucional e incluso a conatos de violencia.
El reloj del escrutinio electoral se ralentizó a partir de las 01.00 local del miércoles (06.00 hora GMT), cuando quedaba un puñado de estados clave por conocer, siete territorios de los que pende el futuro de un país alertado por la amenaza de protestas y disturbios por parte de partidarios de uno u otro candidato.
EE.UU. nunca había estado tan dividido frente a unos comicios, y la destrucción del tejido económico y social provocada por la pandemia ha exacerbado las diferencias y ha alimentado la polarización, azuzada por el propio Trump y amplificada por las redes sociales.
POR UN PUÑADO DE ESTADOS
Todas las miradas están fijas ahora en los estados bisagra de Pensilvania, con 20 delegados en el Colegio Electoral; Michigan, con 16; Wisconsin, con 10; Carolina del Norte, con 15; Georgia, con 16; y Nevada, con 6; a los que se suman los 3 compromisarios en juego de Alaska y 1 de Maine.