Tiene 12 años, y un rosto que muestra que ya posee cédula de identidad y electoral. Habla como lo que es, una niña; pero sus temas son de adultos. Viste con ropa de talla pequeña, pero con el estilo de una “mujer hecha y derecha”. En realidad, la protagonista de esta historia es el vivo ejemplo de muchos otros casos de menores que están viviendo una vida por encima de su edad.
Ella dedica hasta ocho horas de su día a día para hacer Tik Tok. Durante la pandemia ha aumentado su tiempo de “trabajo”. “Tú sabes, yo me invento muchas cosas chulas para mis seguidores, porque tengo muchos. Yo misma me creé la cuenta, pero el tío mío es mi manager”. Así comenzó hablando la menor que entra a la escuela el dos de noviembre próximo.
Su pantalón jean ajustado hasta más no poder, su blusa amarrada a la cintura y su pelo riso peinado al descuido dejó claro que los reporteros de LISTÍN DIARIO estaban frente a una niña atrapada en el cuerpo de una mujer adulta. Por su ‘feeling’ se puede advertir que hay quienes la han confundido con una joven mayor de edad. En efecto es así. Ella lo confirma. “Sí, a mí me enamoran mucho y me dicen cosas, pero no les hago caso. Lo mío es puro relajo”. Al decir esta parte agacha la mirada y, en los puntos suspensivos queda otra respuesta.
Obviamente, por la mente de esta niña o preadolescente, tal vez no pasa la palabra ley o sanción. En cambio, sí conoce al dedillo todas las redes sociales, cómo funcionan, cuál es más efectiva para cada objetivo y, sobre todo, cuántos seguidores tiene en cada una. Las redes son el escape para ella “botar el golpe”. Lo dice en una palabra no publicable. Sí, porque también dice malas palabras. Ahh, y en algunos de sus mensajes en sus cuentas, también las usa. La idea no es juzgarla, es una niña, pero sí hay que hacer notar el riesgo a que se avoca con esta actitud.
Pero, a LISTÍN DIAIRIO, como medio de comunicación, no le luce ignorar las leyes. Por eso no utiliza ni el nombre ni la fotografía de la protagonista de esta historia, que se convierte en representante de los miles de niñas, y hasta de bebés que disponen de una cuenta en distintas redes sociales.
Este medio está claro que, en el Artículo 26 del Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes, sobre el Derecho a la Protección de la Imagen, se establece que: Se prohíbe disponer o divulgar, a través de cualquier medio, la imagen y datos de los niños, niñas y adolescentes en forma que puedan afectar su desarrollo físico, moral, psicológico e intelectual, su honor y su reputación, o que constituyan injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada e intimidad familiar o que puedan estigmatizar su conducta o comportamiento.
Sobre esto están ajenos sus familiares. Su madre: “Ya yo no puedo con esa muchacha, y el papá ni se diga. Estamos hartos de hablar con ella para que deje su ‘loquera’ por esas fuñías redes. Yo a chepa tengo Facebook y ni lo uso, y ella desde que se levanta es pegada a ese aparato”. Así de sencilla es la salida que ella le busca a este, que es un problema serio. Se limitó a darle permiso a su hija para contar su historia y, haciendo ademanes, que significan que ya se cansó, no solo de lidiar con su niña, sino también con los reporteros, camina de prisa y entra a la casa de una vecina. Ese dato lo ofreció el tío que “patrocina” a la menor.
“Eso no es nada malo”
Esta fue la primera expresión del pariente que apoya “la fama” de la chica. Con su gorra colocada a la inversa, un tatuaje en su brazo izquierdo que dice: “Soy el mejol”, así con ‘l’; una camiseta negra y un jean desgastado que deja sin cubrir más de la mitad de su ropa interior habló con el equipo de reporteros. “No sé por qué la gente se mete tanto en lo que no le importa, porque qué daño hace eso. Ella lo que hace es chiste para que la gente sea feliz sobre todo en estos momentos, y que ocupe su tiempo y no se entrometa en vida de nadie”.
El boche fue bien recibido y respondido, por supuesto. La contesta se le ofreció explicándole sobre la sanción que establece la ley. “¿Usted está enterado de que, por publicar un menor de edad, como usted lo está haciendo, podría ser castigado con penas de reclusión de dos a cuatro años y multa de tres a diez salarios mínimos?”. Él también respondió: “No ombe no, eso no se cumple aquí”.
En esto tal vez tenga razón, porque a diario son expuestos a través de distintas redes sociales, muchos niños, y sus padres no parecen estar interesados en detener esta práctica. Hay estados de WhatsApp, por ejemplo, donde se muestra a niñas y niños en ropa interior, bailando o haciendo alguna curiosidad y, como las autoridades no tienen todos los números de teléfonos de la población, pues eso queda “en daño y perjuicio”.
Este comentario le corresponde a José Luis Rosario, sociólogo, especialista en familia. Él es jocoso y, aunque el tema no es para nada gracioso, tiene una forma amena de evidenciar lo que sucede en la actualidad con las redes sociales y los menores de edad. “Mire algo, aquí está pasando que muchas madres, que muchos padres se han enfocado más en su progreso, en la búsqueda del sustento de la familia… y para ello están usando erróneamente, la permisividad. Le plantan una table o un celular al muchacho y ya salieron de ellos, y así no se cría, no se forma, no se educa en valores”, enfatiza con voz enérgica.
Para Rosario es de suma importancia que en República Dominicana se dé un ejemplo. “Pero no es sometiendo a Don Miguelo y al día siguiente ponerlo en libertad. Es sancionando a los padres, a la familia que, como en este caso, permite que una niña de 12 años se exponga en las redes dizque haciendo Tik Tok con una vestimenta insinuante”.
Para dar peso a su consideración, cita que en el Código de Niños, Niñas y Adolescentes se define y establece la protección integral de los derechos fundamentales de éstos, regulando el papel y la relación del Estado, la sociedad, las familias y los individuos con los sujetos desde su nacimiento hasta cumplir los 18 años de edad. “Es decir, que todos somos responsables de este desgaste de valores que estamos enfrentando”, comenta,
VOZ EXPERTA
En lo que tiene que ver con la Psicología, también LISTÍN DIARIO se interesó. “La exposición inadecuada de los menores de edad en las redes sociales o medios de comunicación, puede repercutir en la vida adulta de los niños y las niñas que hoy son víctimas de este tipo de práctica. El acoso o critica que puedan recibir a través de esa vía podría interferir en su conducta y en su crecimiento emocional”. Esta es la opinión de la psicóloga Olga María Renville.
Como un gran riesgo define la especialista la exposición de los menores de edad en las redes sociales. No le agrada que los padres o tutores descuiden la infancia de los niños y las niñas, ya que durante esa etapa se definen tantas cosas en los menores. “Y por más que todos seamos responsables, la familia, que es la que está más cerca de su desarrollo, de su crecimiento emocional... es la llamada a proteger de primera mano a esos menores”. Lo expresa y exhorta a estar más pendiente de lo que hacen sus hijos.
La historia aquí contada dista mucho de lo que Renville quiere para los menores. La niña que, como muchas otras de sus amigas, se dedica a hacer Tik Tok y a darle seguimiento a cuántas redes sociales existen, no parece haber quedado convencida de que a su edad debería estar más concentrada en sus estudios. “Cuando entre a la escuela, entré y punto. Mientras tanto, me entretengo con esto y metida en las redes. No hay de otra”. Así contestó a una sugerencia hecha para que baje la intensidad a su presencia en las redes sociales.
Y concluyó la entrevista que le cedió a este medio, diciendo: “Hay adultos haciendo cosas peores. Atracan, roban y matan, y nadie dice ‘na’. Lo dijo y no dejó más opción que dar la espalda aquella historia que refleja la situación de peligro en la que viven muchos menores de edad sin sus familiares pongan un alto y las autoridades tomen acción. Fuente:Listindiario