Por primera vez tendrá que luchar “cuerpo a cuerpo” contra la fuerza del poder para retener y conquistar espacio político
Todo apunta a que este año y la primera mitad del 2019, el expresidente Leonel Fernández enfrentará la batalla más dura de su carrera política, periodo en el que se definirá la boleta electoral del 2020. Por primera vez tendrá que defender su espacio enfrentando el peso del poder con el ingrediente de que los adversarios son del propio Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
En esta etapa, el epicentro de la lucha política entre Fernández y el presidente Danilo Medina se centra en la ley de partidos políticos, específicamente en lo relativo a las primarias partidarias. Hasta ahora, Fernández va ganando la batalla, en los medios, ya que la mayoría de los actores políticos, sociales, económicos y los órganos electorales han rechazado las primarias abiertas y simultáneas, que empuja el sector del presidente Medina.
Fernández, también ganó en el Comité Político del PLD, pues a pesar de estar en minoría, su determinación de desafiar cualquier decisión que violente la Constitución de la República, produjo una decisión más favorable para su causa cuando la cúpula del PLD decidió dejar a la voluntad del Congreso Nacional, la decisión. Ese escenario le da mayor capacidad de maniobra, dado que sería muchos más difícil contravenir la decisión del partido del que es presidente.
En el Congreso, se sabe que la iniciativa no tendrá problemas para ser aprobada en el Senado y que el propio presidente de ese órgano y secretario general del PLD, Reinaldo Pared Pérez, adelantó que no será estudiada por una comisión bicameral, sino una especial para “darle celeridad”. Pero en la Cámara de Diputados, si se somete el proyecto con la propuesta de primarias abiertas y simultáneas tendrá la resistencia de los partidos de oposición, que han dicho que votarán en bloque y de 35 diputados del PLD que se mantienen fiel al expresidente.
La ley de partidos es orgánica por lo que, según el artículo 112 de la Constitución, necesitaría las dos terceras partes de los diputados presentes en la sesión que sería 127 votos. La propuesta de primarias abiertas no cuenta con esa cantidad hasta ahora y por lo menos hasta el 16 de agosto tiene la dificultad de que el presidente de la Cámara de Diputados es Rubén Maldonado, fiel a Fernández.
La JCE ha advertido que si la ley de partidos no se aprueba antes de esa fecha será imposible aplicarla para las elecciones del 2020, porque el calendario electoral empieza a correr en septiembre, por lo que el factor tiempo está a favor de Fernández en su lucha política.
Según sectores políticos opuestos a las primarias abiertas y simultáneas, en el fondo esconde el interés de imponer una nueva reelección del presidente Medina, lo que ha sido desmentido por figuras clave del Gobierno, como José Ramón Peralta. También hay quienes sostienen que el objetivo es imponer uno de los pupilos de Medina con una votación universal, dado que internamente Fernández es difícil de vencer por un candidato que no sea Medina.
¿Por qué es su batalla más difícil?
La guerra es contra el poder. La carrera política de Fernández comenzó a brillar en las elecciones del 1994 cuando fue compañero de boleta del fundador del PLD, Juan Bosch. En el 1996, a pesar de que su partido quedó en un lejano tercer lugar, ganó la presidencia en segunda vuelta con el apoyo del entonces presidente Joaquín Balaguer, por tanto, no tuvo que enfrentarse al poder para ganar.
En el 2004, se convirtió en presidente por segunda vez. Su batalla interna fue fácil, pues Medina, el hombre fuerte de las estructuras peledeístas, en esa ocasión no aspiró y venía de una derrota electoral en el 2000. Fernández le ganó ampliamente a Jaime David Fernández Mirabal, su rival más fuerte en esa contienda. En esa guerra por el poder se enfrentó al entonces presidente Hipólito Mejía, pero el peso del Estado en lugar de ser un enemigo a vencer se convirtió en aliado de Fernández por la crisis económica que sacudió al país en el último año de la gestión de Mejía. Fernández ganó las elecciones en primera vuelta con el 58% de los votos.
En el 2007 empezó la guerra política abierta entre Fernández y Medina. El último renunció al Gobierno para buscar la candidatura presidencial por su partido. Hasta ese momento, fue el ruido más fuerte que había enfrentado Fernández en su carrera, pero ganó la contienda interna, según las palabras de Medina por el peso del Estado. Fernández volvió a ganar en primera vuelta con el 53%.
La verdadera pesadilla política de Fernández empezó en el 2012, cuando al dejar la Presidencia, se realizaron varias protestas en su contra por el déficit fiscal denunciado por el gobierno de su propio partido. En el 2015 fue acusado por el confeso narcotraficante Quirino Ernesto Paulino de haber aportado dinero para su campaña electoral en el 2004. Ese mismo año, el Comité Político decidió habilitar constitucionalmente a Medina para un segundo mandato, con la oposición de Fernández.
La verdadera pesadilla política de Fernández empezó en el 2012, cuando al dejar la Presidencia, se realizaron varias protestas en su contra por el déficit fiscal denunciado por el gobierno de su propio partido. En el 2015 fue acusado por el confeso narcotraficante Quirino Ernesto Paulino de haber aportado dinero para su campaña electoral en el 2004. Ese mismo año, el Comité Político decidió habilitar constitucionalmente a Medina para un segundo mandato, con la oposición de Fernández.
Aunque para ese proceso electoral, el expresidente hizo algunos actos políticos y dijo que sería candidato “dependiente de lo que digan los vientos”, en realidad nunca oficializó sus aspiraciones por lo que no se puede decir que libró una batalla política como tal, sino que sentó las bases para la guerra que libra ahora, la causa por el respeto a la Constitución y su advertencia de que la violación a la Carta Magna pueda dar pie al surgimiento de una dictadura en el país.
Contrario al 2015, Fernández ha dejado claro que optará por la candidatura de su partido y que está dispuesto a pelear en cualquier escenario. De hecho, su equipo político busca dos millones de firmas para garantizar su candidatura presidencial en el 2020. Fuente:elcaribe